Cómo definir tu propuesta de valor personal paso a paso
Definir tu propuesta de valor personal no es un ejercicio de marketing superficial: es el arte de poner palabras a lo que realmente te hace único, útil y relevante. En un mundo saturado de perfiles, discursos y contenidos, tener claro lo que aportas —y cómo comunicarlo— es el primer paso para convertirte en referente. Aquí te muestro cómo hacerlo, paso a paso, con un enfoque práctico y transformador que combina estrategia, autoconocimiento y diferenciación real.
¿Qué es una propuesta de valor personal y por qué es clave?
Tu propuesta de valor personal es la forma en que resuelves problemas o generas transformación en los demás, desde tu experiencia y tu autenticidad. No se trata de «venderte», sino de ofrecer tu esencia con claridad: qué haces, para quién lo haces, cómo lo haces diferente y qué resultados generas. Es el núcleo de cualquier estrategia de visibilidad, networking, comunicación o liderazgo consciente.
Paso 1: Define tu esencia profesional y tu propósito
Antes de definir tu propuesta de valor personal, tienes que responder a una pregunta fundamental: ¿Quién eres tú cuando haces lo que haces en tu mejor versión?
- ¿Qué te motiva de verdad?
- ¿Qué retos disfrutas resolver?
- ¿Qué tipo de personas se benefician más de tu ayuda?
Este ejercicio va más allá del CV: se trata de conectar con tu misión. Es lo que en coaching ontológico llamamos actuar desde el ser, no solo desde la función.
Paso 2: Identifica a quién ayudas y en qué contexto
Una propuesta de valor sin destinatario es solo una frase bonita. Concreta:
- ¿Cuál es tu audiencia ideal? (Ej. directivos de pymes, docentes en transformación, familias en proceso de cambio…)
- ¿En qué momento se encuentra esa persona cuando llega a ti?
- ¿Qué frustraciones o desafíos busca resolver?
Cuanto más específico seas, más claridad ganarás tú… y más impacto generarás en los demás.
Paso 3: Define los beneficios que aportas
Aquí no hablamos de características (“soy coach”) sino de resultados:
- ¿Qué cambios consigue alguien después de trabajar contigo?
- ¿Cómo se siente, qué puede hacer o lograr que antes no podía?
Haz una lista concreta de beneficios tangibles y emocionales. Este paso es clave para distinguirte en tu comunicación y presentaciones.
Paso 4: Describe tu enfoque o metodología
¿Cuál es tu estilo de trabajo? ¿Qué herramientas usas? ¿Qué te diferencia?
La propuesta de valor personal también debe reflejar cómo haces lo que haces. Ejemplo: “Acompaño procesos de cambio con una mezcla de estrategia digital, inteligencia artificial educativa y coaching transformador”.
Paso 5: Redacta tu frase de propuesta de valor personal
Con toda la información anterior, elabora una frase potente. Fórmula base:
👉 Ayudo a [tipo de público] que [necesidad o dolor] a [resultado concreto] gracias a [tu enfoque único].
Ejemplo real de Joan de Santiago:
«Acompaño a profesionales y educadores a liderar con autenticidad, visibilidad y sentido en tiempos de cambio, integrando estrategia digital, IA y desarrollo personal.»
Paso 6: Testea, ajusta y hazla visible
Una propuesta de valor personal no está escrita en piedra. Pruébala en tu biografía, en LinkedIn, en tu web o en tus ponencias. Observa si conecta. Pide feedback.
Y sobre todo: asegúrate de que tu comunicación, tus servicios y tu estilo la respalden. La coherencia es la nueva influencia.
Preguntas frecuentes sobre la propuesta de valor personal
¿Puede cambiar mi propuesta de valor con el tiempo?
Sí, y de hecho debe evolucionar contigo. Es un reflejo de tu crecimiento y de las necesidades cambiantes del entorno.
¿Es lo mismo que una elevator pitch?
No exactamente. El elevator pitch es una versión breve y oral. La propuesta de valor es el mensaje central que luego adapta múltiples formatos.
¿Qué pasa si tengo varios perfiles o actividades?
Trabaja una propuesta de valor global y luego desarrolla versiones adaptadas a cada línea profesional, sin perder coherencia.
Conclusión: tu propuesta de valor personal es tu brújula
No importa si estás empezando, reinventándote o ya lideras un sector: tener una propuesta de valor personal clara y bien comunicada te posiciona, te diferencia y te conecta con las personas adecuadas. Es mucho más que una frase: es tu promesa al mundo. Defínela, hazla visible y entrénala como parte esencial de tu liderazgo.